sábado, 31 de marzo de 2007

El duro camino del reencuentro (Parte II)

El pasado siempre será presente
“Esta acusación (de los niños y niñas desaparecidos) realmente es como una novela de Gabriel García Márquez, o algo parecido... Esto nunca sucedió. ¿Dónde están los niños?, ¿Están en algún orfanato secreto?, ¿O nos comimos a los niños? ¿Horneados? ¿rostizados? O ¿hervidos? Realmente no entiendo por qué continúan contando esas historias”, fueron las palabras del General retirado Mauricio Ernesto Vargas al ser cuestionado sobre las desapariciones forzadas en una entrevista del rotativo San José Mercury News.

Las palabras de Vargas, según Pro-búsqueda, evidencian una clara negación por parte de miembros del Estado en cuanto al tema de las desapariciones en el conflicto armado. Lo mismo que desencadena una actitud pasiva por parte del gobierno para investigar estos delitos.

Silvia Duran, dos de sus hijos desaparecieron durante la guerra.Aunque para algunos, como Vargas, las historias de muchos salvadoreños se acerquen a la ciencia ficción o, en su defecto, a una novela de “realismo mágico”, las violaciones de Derechos Humanos en El Salvador durante la guerra continúan siendo tema de agenda de muchas instituciones tanto dentro como fuera del país.

Según Amnistía Internacional, las autoridades salvadoreñas, tanto en el pasado como en la actualidad, no han cumplido su deber de llevar adelante las investigaciones de manera imparcial e independiente. Los responsables tampoco han sido conducidos ante la justicia.

Del mismo modo, para Beatrice de Carrillo, Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, la pasividad del Gobierno frente a este caso se debe principalmente a que hubo un involucramiento en el pasado reciente de personajes importantes o estructuras del estado en el asunto. Además, para ella, hay también mucho recelo por parte de distintos actores internacionales, que están involucrados en las adopciones de niños y que creen que se puede perturbar la paz de los ahora adultos.

Asimismo, para Milton Aparicio, coordinador de incidencia de Pro-Búsqueda, “la resistencia por parte del gobierno” dificulta esta labor. Ya que la negativa por parte de la Fuerza Armada y de Cruz Roja para abrir sus archivos frena los avances de las investigaciones al no tener información vital para localizar rápidamente a los niños y niñas desaparecidos. Puesto que para Aparicio, en estos archivos se podría encontrar registros de la entrada y salida de niños procedentes de las zonas donde se desarrolló el conflicto armado.
Por otro lado, el sistema judicial del país también se convierte en un obstáculo para instituciones como Pro-Búsqueda. De acuerdo con el abogado del IDHUCA, Pedro Cruz, a la hora de profundizar en casos de la guerra, “entran en juego muchos intereses y tenemos un sistema judicial bastante débil, con poca fuerza política, y sobre todo sin voluntad política, porque está muy politizado”. Por ello, Pro-Búsqueda, al igual que otras organizaciones, se ven obligados a interponer sus denuncias ante cortes internacionales.

El caso de las hermanas Serrano es el ejemplo más reciente de esto. El pasado primero de marzo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en contra del Estado salvadoreño por la violación de los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial de las víctimas.

A raíz de esta denuncia ante una corte internacional, el Presidente de la República, Antonio Saca, decretó la conformación de una “Comisión Interinstitucional de Búsqueda de niños y niñas desaparecidos a consecuencia del conflicto armado”.
Ver para creer

“La recién creada comisión no buscará culpables, sino niños”, fueron las palabras del Canciller, Francisco Laínez al darse el decreto de conformación de la Comisión de Búsqueda, de la cual él es coordinador general

Dicha Comisión está integrada por el Ministerio de Gobernación, Ministerio de Defensa Nacional, Policía Nacional Civil, el Instituto de Desarrollo Integral de la Niñez y Adolescencia(ISNA), la Procuraduría General de la República y la Fiscalía General de la República.

Esta comisión no tiene la participación ni de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos(PDDH) ni de Pro-Búsqueda, pese a que esta ha estado trabajando en el tema desde 1993.
Ante esto el Director de Pro-Búsqueda, Jon Cortina, dijo: “queremos decir que hemos visto con sorpresa este decreto ejecutivo donde no hay ni siquiera representación de las víctimas”.

Del mismo modo, la PDDH se lamentó pues considera que las instituciones que conforman la Comisión en su mayoría se han involucrado en el pasado en las desapariciones, tal es el caso del Ministerio de Defensa, por lo que la PDDH considera que es evidente la indiferencia que aún existe con respecto a estos hechos, lo que hace difícil que dicho comité goce de credibilidad. Esto, además de quejarse sobre la decisión del gobierno de no publicar ni difundir el contenido del decreto.

“La esperanza del reencuentro morirá hasta que me muera”, Margarita Zamoraconsidera que es evidente la indiferencia que aún existe con respecto a estos hechos, lo que hace difícil que dicho comité goce de credibilidad. Esto, además de quejarse sobre la decisión del gobierno de no publicar ni difundir el contenido del decreto.
Cabe señalar que debido al pronunciamiento de la PDDH, el gobierno aceptó integrar a Pro-Búsqueda en la Comisión.

Sin embargo, el coordinador de incidencia de Pro-Búsqueda, manifiesta que desde su conformación, en octubre del año pasado, la Comisión no ha tenido ninguna sesión, ni tampoco algún acercamiento con las víctimas, por lo menos que sea del conocimiento de Pro-Búsqueda.

Se intentó conocer la opinión del ISNA, como institución miembro de dicha comisión, pero al cuestionar sobre el asunto a Geovanni Segovia, coordinador de Comunicaciones de la institución, él manifestó no tener conocimiento de este tema, ni conocer a la persona delegada por el ISNA para integrar la comisión. De igual forma al consultar en cancillería sobre este tema, se brindó la misma respuesta, pese a que el mismo canciller es el coordinador de dicha comisión.

Cabe aclarar también que la Comisión Interinstitucional de Búsqueda, hasta la fecha, no cuenta con instalaciones físicas a las que puedan acudir las personas para presentar sus casos.

Milton Aparicio opina al respecto que debe dársele el beneficio de la duda. Pero “es lamentable pensar que hace seis meses que se creó la comisión, y hasta el momento, no se cuenta ni siquiera con el espacio físico para acercarse. No se ve nada claro”, afirmó Margarita Zamora. Pero después de todo, “la esperanza del reencuentro morirá hasta que me muera yo”, afirma Zamora, quien aún busca a sus hermanos desaparecidos.

Jon Cortina junto a niños en Guarjila

viernes, 30 de marzo de 2007

El duro camino del reencuentro (Parte I)

Por: Jéssica Medrano
Rossy Tejada

¿Alguna vez ha perdido sus llaves?, ¿ese viejo reloj que le heredó su abuelo?, ¿o quizás ha sentido el vacío que dejó en su bolsillo el “indispensable” celular? De seguro ha puesto la casa “patas arriba” en su afán de encontrarlos. Durante el resto del día usted lamenta la falta de estos artículos y de inmediato busca la manera de reemplazarlos. Ahora imagínese lo que siente una madre al perder a su hijo, una hermana a su hermano, un hijo a sus padres... ¿cómo reemplazarlos? Seguramente estas personas continúan buscándolos. Porque un familiar no se compra en un kiosco.

“La resistencia del Estado es un gran obstáculo”, Milton Aparicio, coordinador de incidencia de Pro-Búsqueda. Esta es la realidad de muchas familias salvadoreñas quienes tienen familiares desaparecidos luego del conflicto armado. “¿Dónde están?” es la pregunta que se hacen a diario, mientras su búsqueda continúa.

Con el afán de ayudar a estas personas, el 24 de agosto de 1994, en Guarjila, Chalatenango surge, formalmente, la asociación Pro-Búsqueda y cuyo objetivo principal es conocer el paradero de los niños y niñas que desaparecieron a consecuencia de la pasada guerra en El Salvador. Pero la tarea no es fácil.

El proceso de búsqueda de los niños desaparecidos culmina con el reencuentro de estos con su familia de origen. Sin embargo se trata de un proceso largo y complicado. En muchas ocasiones el reencuentro no llega.

De los 743 casos registrados a diciembre de 2004, Pro-Búsqueda tan sólo había resuelto un total de 293. De éstos el 60.6 por ciento quedan por resolver. Pues el proceso investigativo implica un duro camino por recorrer, lleno de obstáculos que como murallas impiden el oportuno esclarecimiento de las desapariciones.

Ataduras presupuestarias

Dado que Pro-Búsqueda es una organización sin fines de lucro, la falta de fondos es un constante impedimento en la investigación de los casos. Pese a recibir donaciones de instituciones del extranjero como: Save The Children, de Suecia, Tierra de Hombres, de España, Pan para el Mundo, de Alemania, entre otros, estas resultan insuficientes ante la necesidad diaria de insumos de todo tipo.

“Nosotros no contamos con el equipo adecuado: vehículos, computadoras y los fondos necesarios para otros gastos como el pago de gasolina”, afirmó Lucio Carrillo, investigador de campo de Pro-Búsqueda.

De igual manera, la falta de dinero obstaculiza la difusión del trabajo de Pro-Búsqueda por medio de anuncios y cuñas radiales en los medios de comunicación, ya que esta institución no puede costear un campo pagado para mantener a la población al tanto de los diferentes proyectos y programas que ejecuta la organización.
El alcance que tienen los medios de comunicación contribuiría en gran medida en la labor de Pro-Búsqueda.
Según Carrillo, se ha comprobado que cada vez que Pro-Búsqueda aparece en algún medio, alguien se acerca a la institución para presentar un caso.

Prueba de lo anterior es que de acuerdo al boletín de Pro-Búsqueda, mientras se desarrollaba una entrevista radial en la que participaban los portavoces de la institución, un informante anónimo llamó por teléfono a la radio revelando datos sobre el paradero de una niña desaparecida a causa del conflicto armado en Zacatecoluca, en el departamento de La Paz. Y con esta información, la institución inició las investigaciones, logrando reunir a Sandra Patricia Granados (la niña desparecida) con su bisabuela, 14 años después de su desaparición.


La memoria, el silencio y la renuencia


Muchas veces las trabas provienen, involuntariamente, de las propias víctimas. Ya que en algunos casos lastimosamente no cuentan con la información necesaria que permita dar con el paradero de sus familiares y la investigación se estanca.

Margarita Zamora su madre y cuatro hermanos desaparecieron durante la guerra.Margarita Zamora, de 40 años, es un ejemplo de lo anterior. A consecuencia del conflicto, su madre y cuatro hermanos desaparecieron mientras huían de un enfrentamiento armado. Ella, junto a su padre, interpuso la denuncia ante Pro-Búsqueda. Pero debido a que cuando ocurrieron los hechos, sus familiares –en específico sus hermanos- eran de muy corta edad, esto hizo que la información brindada por Zamora fuera escasa, lo que hasta el momento ha congelado el caso sin mayores avances en la investigación.

El silencio es otra piedra en el camino. Ya que en otros casos de desaparición no existen testigos. O estos, por una u otra razón, se niegan a dar la información solicitada por Pro-Búsqueda, lo que dificulta más la localización de las familias.

Muchas veces, los niños y niñas desaparecidos sí logran ser encontrados. Pero sus padres adoptivos se muestran renuentes a permitir el reencuentro con sus familias de origen. Este es el caso de Silvia Durán, de 70 años, quien con la ayuda de Pro-Búsqueda ya ha localizado a uno de sus hijos: Andrés, que en la actualidad reside en Italia y tiene contacto con su madre únicamente por teléfono y correo electrónico. Pero su madre adoptiva se niega a que este se reencuentre con Silvia.

jueves, 15 de marzo de 2007

La noche de Galatea


"Seguro que lo que mas extrañaré esta noche serán tus manos de artesano", susurró la imagen de aquella que fui.

sábado, 3 de marzo de 2007

La desempleada


La semana pasada la luna perdió su empleo de medio tiempo. Se dice que ahora limpia estrellas a domicilio y que cada noche más de una se le escapa fugazmente sin pagar.