viernes, 24 de agosto de 2007

Muerte en las baldosas del Hospital King/Drew


Por:Jéssica Medrano

Una mujer llega en un taxi a punto de dar a luz, un guapo y amable practicante corre a atenderla; un joven llega con los dedos cercenados por un molino, una atractiva y diligente enfermera lo atiende de inmediato; mientras en el siguiente pasillo, la camilla está lista para esa paciente que entrará a la sala de operación, sí, de emergencia. Al cabo de 60 minutos nadie muere, por lo menos no en este capítulo. Todas estas son solo algunas escenas que E.R (Sala de emergencia), la popular serie televisiva de mediados de los noventas, presentaba cada semana, pero es obvio que ninguna de estas estuvo inspiradas en el tristemente celebre Hospital King-Harbor, donde el pasado 9 de mayo una mujer murió frente a la indiferencia de todos, una indiferencia tan fría como el piso donde yació Edith Isabel Rodríguez, una madre, de 43 años.


¿Por qué murió? por negligencia, por abandono, y por una perforación instestinal no tratada a tiempo. Pero durante 90 minutos, Edith agonizó sin que a su alrededor enfermeras, médicos, personal de limpieza o agentes de seguridad mostraran algún interés por su estado. Rodríguez se retorció del dolor, pidió ayuda, pero pese a que todos la oyeron, nadie, NADIE, atendió su súplica. Era su tercera visita al centro médico, sin ninguna respuesta, excepto la apatía de quienes aquel día la vieron-e ignoraron- morir.


Pruebas de la ineficiente labor del King/Drew sobran., y el caso de Rodríguez no es un hecho aislado. En agosto de 2003, dos mujeres murieron luego de que sus signos vitales disminuyeron sin ser detectados por el personal del hospital, pese a que se encontraban conectadas a monitores cardiacos. En similares circunstancias, en diciembre del mismo año, murió un tercer paciente.


Con solo el recuento de estos casos, King/Drew pudo haber enfrentado una seria demanda y ser juzgado por negligencia al atender a los pacientes y violentarles el derecho fundamental constitucional de la salud, pero hasta la fecha esto no ha ido más allá de meras sanciones para el hospital.


Ahora bien, a estas muertes hay que añadir que en el 2004 un reporte federal de Centers for Medicare & Medicaid Services determinó que el referido hospital no contaba con los requerimientos necesarios para recibir los fondos federales, y que los mismos inspectores gubernamentales reportaran la muerte de cinco pacientes por errores cometidos por el personal del Hospital. Pese a lo señalado, el hospital siguió en funcionamiento, y en marzo del 2005, se sumaron tres personas más que murieron en un periodo de 4 días debido a la falta de cuidados del personal médico; mientras que para abril del mismo año la cifra subió a siete debido a errores al administrarles medicamentos.
Como medida preventiva Los Angeles County Department of Health Services (DHS) redujo la capacidad del sanatorio de 233 camas a 48. Además de que, desde el año 2004, 260 personas han sido despedidas o reasignadas, entre las que se incluye a 41 doctores.


Entonces, después de tantos casos, es obvio que la negligencia y la incompetencia reinan en este centro médico. ¿Por que todavía continúa con sus actividades? Sencillo, el Hospital King/Drew es un mal necesario.


El año pasado estuvo a punto de ser clausurado, pero la comunidad se opuso y adujeron la necesidad del nosocomio. Y sí, en efecto, el hospital recibe a cientos de pacientes mensualmente de la comunidad de Watts, cuya población es en un 62 % de origen latinoamericano y 32% afro-americano, pues King/Drew es el más cercano.


Un estudio realizado por la UCLA reportó que en el condado de Los Ángeles hay 307,000 niños y 1, 823,000 adultos sin seguro médico. Por desgracia, muchos de ellos residen en la comunidad de Watts y se ven obligados a depender de este hospital público.


Sin embargo, los pacientes deben hacer un recuento de las muertes, las horas de espera, el mal servicio, y tantos casos como el de Edith, para, así como evitaron el cierre del sanatorio, salir a las calles y exigir un mejor servicio, exigir que se les respete sus derechos de atención médica, exigir respuestas, exigir un verdadero y eficiente sistema de salud.
Del mismo modo, el Estado debe velar por el derecho a la salud de sus ciudadanos y es evidente que en el caso del hospital King/Drew este derecho se ha violentado más de una docena de veces. No basta con reducir el número de camas en el hospital- quizás suponen que menos camas, menos muertos; ya ven que no, Edith murió en el piso de la sala de emergencias-, pues está claro que si la población se ve obligada a depender de este pésimo hospital, el sistema de salud pública no funciona y no da abasto a las demandas de los pacientes.


Es indudable la necesidad de propiciar la búsqueda un trato más humano, eficiente y digno para todos los que dependemos de este servicio. Empero, si a la fatal ecuación de personas sin seguros y la sobre saturación de pacientes en instituciones públicas, le sumamos el desdén del personal de King/Drew , entonces está claro que casos como el de Edith seguirán llenando los medios nacionales y sumándose a las cifras de muertes.