Por: Clío Goretti
Dios ha muerto. Así lo anunció alguien que llamó a la puerta. Y- como dice una amiga- la puerta no respondió. Bueno, en realidad dijo que el reino de Dios ahora está en las manos de Jesús, su hijo, por lo que yo deduzco que Dios ha muerto, puesto que un rey solo entrega su trono cuando ha fallecido- o quizás está muy enfermo, no sé-. Ese alguien también me dijo que, según fuentes fidedignas, o sea la Biblia- en todas las versiones habidas y por haber- todas las calamidades que hay en el mundo son prueba de que el reino de Dios está cerca. Lo que me llevó a preguntarme ¿será que Jesús no sabe gobernar? ¿será que es demasiado joven para tener las riendas de este mundo? , ¿será acaso que hay cientos de revueltas alrededor de la tierra como muestra de la inconformidad para con su gobernante y e ahí el origen de todas estas “calamidades”? o, por el contrario ¿será que todo es fruto de nuestra pasividad ante las calamidades lo que genera más calamidades? , ¿Será que perdimos la Fe en Cristo Rey, Rey de Reyes, Señor de Señores?
No me extraña. Por lo menos los salvadoreños ya estamos acostumbrados, la fe en nuestros gobernantes la perdimos hace ya más de medio siglo. ¿Será que no saben gobernar? ¿será que no saben como llevar las riendas de este país? ¿será que se les olvidó para quiénes trabajan? O ¿Será que no se les olvidó, y es a ellos a quienes rinden cuentas de sus acciones? Pues, levantan la mano como el Cesar levantaba el pulgar en señal de aprobación, o lo bajaba para enviar a las fauces de los leones a los gladiadores. Los gobernantes hacen lo mismo, solo que, como los tiempos cambian, ahora todo es invertido, se levanta el brazo para aprobar leyes y reformas que envían al pueblo salvadoreño a las fauces del hambre, de la pobreza, del desempleo, de la delincuencia, la corrupción, la deforestación. Exacto, esas calamidades de las que hablaba quien tocó a mi puerta, o quizás no eran esas, y la que se equivocó de puerta soy yo...total recibí la misma respuesta. Silencio.
Dios ha muerto. Pero si su hijo resucitó al tercer día, porque no lo habría de hacer Él. El pueblo también está muriendo, pero puede renacer. Basta con llamar a la puerta y que ésta nos responda. Nuestro corazón, nuestra conciencia social, nuestra memoria histórica, nuestra fe. ¿Y si no nos responden? Sencillo. Habrá que tocar más fuerte.
viernes, 28 de diciembre de 2007
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